En el 2010, un centenario pasó totalmente desapercibido. No es de extrañar dado que se conmemoraron cien años de la muerte de una mujer que en vida gozó de cierto reconocimiento y que con el tiempo se fue convirtiendo en una figura desconocida, olvidada y, en todo caso, desprestigiada, por relacionársele con teorías descabelladas que oscurecieron aún más sus logros y aportes.
Fue la primera y única mujer viajera de la península de Yucatán en el siglo XIX; la primera mujer exploradora de Chichén Itzá y Uxmal; la primera mujer que estudió y escribió acerca de la cultura maya viva, con la añadida ventaja de haber aprendido a la perfección el idioma vernáculo; la primera profesional de la fotografía en la región, además de pionera de este arte y técnica; y una de las primeras escritoras que difundieron entre el público especializado y no especializado los detalles de la vida cotidiana, costumbres y tradiciones de los mayas yucatecos en más de 40 artículos y numerosas conferencias.
La exploradora británica Alice Dixon de pantalones largos y rifle en mano, posa con un grupo de trabajadores mayas en la zona arqueológica de Chichén Itzá. Llegó acompañada de su esposo Augustus Le Plongeon. 1876.
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