El fenómeno de luz en Chichén Itzá en el equinoccio de Primavera confirma el culto que los mayas rendían a las víboras de cascabel, especialmente al Ajau Can Durissus Durissus, una especie que sólo existe en el área maya, y que constituyó la base de su civilización.
“La serpiente de luz en Chichén Itzá” indica el comienzo de la Primavera, pero también enfatizan el número de la serpiente de cascabel, que es el 7.
El 7 es número del crótalus porque al nacer sólo tiene un botoncito en la cola y al mudar de piel añade cascabeles cada vez más grandes hasta llegar a 7.
Una cascabel muda de piel hasta seis veces al año pero sólo una vez cuando envejece.
Así, el número 7 simboliza la fertilidad, el renacimiento y vida nueva de la naturaleza y reflejada en la pirámide indica el “advenimiento de la Primavera que significa la resurrección de la naturaleza y el comienzo de la temporada agrícola”.
En las escenas de sacrificios humanos en los relieves del Juego de Pelota en Chichén brotan 7 serpientes cascabeles del cuello de los decapitados. Son siete serpientes de la fertilidad, lo cual nos dice que el Juego de Pelota de mayas y toltecas tenía un carácter ritual para propiciar la fertilidad de la tierra.
La sangre de los decapitados simbólicamente convertida en serpientes caía a la tierra. Esta y más historias del Caribe Mexicano solo en el Viaje del Pirata.
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