Cuentan los grandes abuelos sabios del Mayab, que una vez existió una bella muchacha llamada Muumal, la cual fue arrojada al cenote sagrado de Chichén Itzá. Su amante Tonatil murió de tristeza.
Tamaychi' el gran dios protector de los animales del Mayab vio el sufrimiento de la pareja y permitió que sus almas volvieran a la tierra, pero en forma de tortolitas. Por eso las tortolitas vuelan juntas. Y cuando una muere la otra acude al sitio donde solía reunirse con su compañera y empieza a cantar como llorando, que dice así: -Tikimuk, tikimuk, tikimuk.
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